He observado a una niña con un vestidito tipo túnica,
uno de esos vestiditos sin botones como de una pieza;
su fragilidad e inocencia, su sonrisa falta de maldad.
He observado a una vieja con un vestidito tipo túnica,
uno de esos vestiditos sin botones como de una pieza,
su fragilidad e inocencia y su sonrisa de niña falta de maldad.
El círculo se cierra y cabe preguntarse si es el vestidito
el que iguala al niño y al viejo;quizá sea otra causa,
la de no conocer nada y conocerlo ya todo hasta el principio.
jueves, 13 de mayo de 2010
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