Planeaba conducir un coche de alquiler por la ruta 66;
su amigo Anguita de copiloto.
Me dijo que para ser uno mismo debía partir en dos la losa familiar;
mírame me voy a Londres con los bolsillos vacíos.
Algunos puñetazos y cartones a treinta libras sin ácido.
Sin duda era su película.¿Quién no quiere vivir la suya?
Provocar la situación a cada momento es el mejor ejercicio
de cine que se ha descubierto, comprar el pan
bajo el narcótico rosado de las películas del gran gordo italiano.
jueves, 27 de mayo de 2010
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