jueves, 13 de mayo de 2010

Él de 27 ,ella de 25,felicidad hispánica.

Los dos quitan los almohadones del sofá para tumbarse y ver la televisión,ni siquiera internet.
Así están más cómodos sin ver a nadie,sin hablar con nadie.
Se hace fuerte su amor solitario porque no tienen más que eso,una gran vida hermética al margen de los demás. Ha sonado el teléfono móvil y ella  lee sus mensajes.No será nadie, a lo sumo algún mensaje publicitario. Fritos en la comida, cine en 3d, presión en el bar de bocadillos, discusión por sudar más de la cuenta. Ya he visto ese tipo de vida y morir en chandal a los 79 años de felicidad hispánica.

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