miércoles, 14 de abril de 2010

Breve explicación con tríptico.

Mis primeros poemas estaban motivados, acentuados, y nutridos por la sensación de puro aburrimiento. Tomado como un juego, dispuse palabras sinsentido sobre el papel. Mi penúltimo poemario, Morfología cínica de un fantasma gira en torno a un concepto, a un personaje, a una situación íntima que florece como un sentimiento más trascendental y/o universal. Mis último poemario La cochina diversión vuelve de la mano de la sensación de absurdo, lo adolescente o casi infantil, y germina como una semilla algo naif, sobre un tiesto decorado con motivos japoneses. Últimamente suelo buscar la inmediatez de lo que me rodea, un amigo, un familiar, una caca de perro, cosas aparentemente banales. Las suelo glorificar como un quinceañero, desmenuzar y sacar de su contexto primario. Es normal que vuelva a escribir sobre estos temas cuando me acerco a la treintena e intento escapar de una vez por todas de la perversa y dulce adolescencia que me persigue. Deseo clausurar esta etapa vital con una serie de poemas subterráneos y a la vez superficiales que evidencien quien soy yo, y como son los demás. Profundidad y superficialidad bien disimuladas entre palabras.


En mis gustos no soy nada original, como a tantos otros, me gusta el lenguaje interior de escritores clásicos y perdedores como Dostoieevski, los imprescindibles golpeadores del siglo XX , Jhon Fante, Borroughs , Allen Ginsberg, Kerouac, y un poco posterior el malhablado Bukowski. Admiro su parte salvaje y cruda de la realidad, hiriente y dulce a un tiempo, su completa sensibilidad y a la vez su profundo asco por el ser humano. Me asombra su personalidad y el no compromiso con nada ni nadie. Admiro su individualidad, y la forma en la que desnudan y muestran su alma al lector. Ahora el surrealismo lo prefiero en la pintura. ¿Borges, Cortázar? Leí hace unos años unos cuentos de Jorge Luis. Cortázar siempre lo dejé a medio. Detesto la imaginación por la imaginación, el ejercicio vacuo de estilo. Nunca utilizó en mis poemas diminutivos. Me influencian los escritores contradictorios, me identifico con las mentes CONTRADICTORIAS. Disfruto y me maravillo al saber que Rimbaud dejó de escribir a los treinta y pocos años para ser aventurero y dueño de un harén en un país remoto. Idolatro la metafísica y brutalidad del cine de Pasolini y de las historietas de Robert Crumb, venero la pasión, amor y hondura que brotan entre la podredumbre de sus aberrantes propuestas. ¿No es más humano el que plantea el problema desde la inmediatez sin rodeos? ¿Desde la misma inmundicia? Detesto la literatura amable y complaciente, lo supuestamente.

No leo poesía actual, ¿mis poemas son actuales? No me importa esta cuestión. No me suelen gustar los poetas ni escritores jóvenes. Mi forma de escribir la describo como versos flotantes en una sopa de pescado agridulce. Supongo que estudiar pintura y escenografía de algo me sirvió. Soy un gran catacaldos qué tocó con una banda de surf, un castellanomanchego por la mancha que escribe cosas, ni siquiera me considero poeta y mucho menos un poeta joven…Dejaré de escribir cuando lo común no me sorprenda. Dejaré de escribir cuando lo común no me ilumine, o simplemente dejaré de escribir sin más y viajaré por primera vez en un avión hacia algún jardín lejano y oculto, donde Rimbaud me reciba con el corazón temblando en su mano.

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Curiosidad.


Quiero saber porque ya no

vas con tu antigua amiga diminuta.

Esa muchacha tatuada y llena de agujeros impenetrables.

Me gustaría haberle preguntado

que significado tienen cada uno de sus tatuajes,

si esos dibujos de olas y mares japoneses y flores rosas,

son el acento sobre su enorme tristeza.


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Saldrá volando de un avión en llamas:


el aliento no posee el mismo peso

sin paracaídas.¬¬

No te preocupes nadie vendrá a ver como ardes por el cielo.

Nunca es nunca, nunca es nunca, repite en un mantra infinito.

Esa vergüenza lo eleva. Le confiere identidad:

piolet definiendo las galaxias.

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William Hunt rodeado por siete porteadores tragando sopa recalentada.


Existen montañas gigantes que justifican la muerte absurda,

el vuelo hasta llegar arriba de los ángeles sin alas.

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