viernes, 16 de abril de 2010

Jardin público.

Son heces bien dispuestas sobre el césped húmedo.


Distan unas de otras bajo una variable matemática

definida por el flujo de las estrellas y la psique canina.

Cada perro elabora una hez para fastidiarnos el destino

¡GUAU,GUAU!,dice el pobre perro,
ya qusiera ser yo tan pobre como el pobre perro.

Prefiero que los perros sigan cagando en los jardines públicos,

a pesar de las parejas rosas,

y de que mi lecho primaveral sea un campo plagado de minas.

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